El intentó mostrarme la periferia y yo
intenté… no mucho más que él, algún regocijo de los complicados que siempre me
gustaron.
Mi corazón recae en cada amanecer, siempre
fui blanda aunque mi piedra endurezca.
Día medieval, que intentas decir, papel y
dolor.
Pasa el tiempo… mi conejo aún me da suerte,
pero no vivirá para siempre.
Teléfono, es alguna nueva idea.
Misterio, histeria, crezco, caigo, suelto,
atraigo, no volveré, siempre estuve aquí.
Tengo miedo de quemar mis devociones y
acciono de plástico irrompible, prueba y error en aquellos carros, acarrea mi
idea… mi inútil idea… mi idea… solo mía.
A nadie le importa.
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